La casualidad no es, ni puede ser, más que una causa ignorada de un efecto desconocido.
Declarada
Olavarría por la Legislatura bonaerense cabeza de partido el 25 de octubre de
1878, el 16 de mayo de 1879 el Poder Ejecutivo dictó el decreto fijando los
límites del distrito y nombrando a las primeras autoridades, procediéndose el
día 26 de ese mes a la instalación de la Corporación Municipal y Juzgado de Paz
ante la presencia de 157 vecinos. La Corporación Municipal era un cuerpo de
representantes de los vecinos que tenía funciones de las más variadas
vinculadas a aspectos ejecutivos, legislativos, judiciales, administrativos y
de fomento. Sus miembros eran designados por el Gobierno de la Provincia hasta
el año 1890, en que los cargos fueron electivos en virtud de la nueva Ley
Orgánica de las Municipalidades sancionada ese año. Creado el partido y
constituidas sus autoridades, éstas se abocaron a dotar a una Olavarría urbana
que rozaba los mil habitantes de las obras que requería el nuevo estatus
institucional. Entre ellas se destacaron la construcción del cementerio, los
primeros edificios públicos, la división del partido en cuarteles, la
constitución de la primera comisión de tierras y la solicitud de fijación de
los límites definitivos, entre otras.
Como indicábamos, el 16 de mayo de 1879 el Poder Ejecutivo dictó el decreto nombrando a las primeras autoridades y desprendiendo a Olavarría de la jurisdicción del Azul. La primera Corporación se constituye el día 26 quedando conformada de esta forma: en el cargo de Juez de Paz y Presidente de la Corporación, Eulalio Aguilar; como Procurador Municipal, Celestino Muñoz; Tesorero, Manuel Leal; Culto e Instrucción, Emilio Cortés; Policía y Tierras, Manuel Canaveri y en calidad de suplentes los señores Ángel Moya y Joaquín Pourtalé. En noviembre de 1932 estas figuras clave en los albores de la historia olavarriense serán objeto de homenaje al imponerse sus nombres a las continuaciones de las calles céntricas en el barrio Mariano Moreno. Hoy, y tras las reformas en la nomenclatura callejera de 1958, ya no son patrimonio de un barrio. Sus nombres han sido dispersos hacia los cuatro puntos cardinales acompañando a la expansión urbana de la ciudad. Pero vamos a detenernos en el llamativo caso de Manuel Canaveri que, como se mencionó, integró la primera Municipalidad. No ahondaremos sobre su figura, de la que muy poco se sabe ya que, como veremos, probablemente nunca haya pisado el partido de Olavarría. Rescataremos las curiosas circunstancias que, en base a formalidades, lo llevaron a tener una calle con su nombre en nuestra ciudad.
Comencemos por el formal y significativo acto por el que se da origen concreto, práctico y material al partido de Olavarría y del cual Canaveri está ausente. En el acta de instalación de la Corporación Municipal y Juzgado de Paz podemos leer:
“En el Pueblo de Olavarría, a veinte y
seis de Mayo de mil ochocientos setenta y nueve, reunidos los vecinos (siguen
157 nombres), el Ciudadano Don Eulalio Aguilar presentó un pliego del Superior Gobierno
por el cual se le designaba Juez de Paz del Nuevo Partido de Olavarría y para
componer la Comisión Municipal, a los Ciudadanos : el nombrado como Presidente
y Don Manuel Leal, Don Celestino Muñoz, Don Emilio Cortés y Don Manuel Canaveri en calidad de
Titulares, y como Suplentes, Don Joaquín Pourtalé y Don Ángel Moya, y previo a
este acto , con excepción del Señor Canaveri,
ante su presencia y demás vecinos nombrados, manifestó el Señor Aguilar deseaba
llevar pronto y en debida forma lo dispuesto por el Superior Gobierno en el
pliego de que ya todos tenían conocimiento, instalando la Comisión Municipal,
lo que fue aceptado unánimemente, se procedió a la instalación , principiando
el Sr. Aguilar a prestar juramento de estilo por el cual , invocando a Dios Supremo
y Soberano Hacedor de todas las cosas, la Patria y los Santos Evangelios,
prometió cumplir debidamente el cargo que ha aceptado. Enseguida pasó a ocupar
su puesto y debiendo principiar a funcionar la Comisión Municipal, se procedió
a la distribución de cargos municipales, resultando previa votación para ocupar
el puesto de Procurador Municipal Don Celestino Muñoz; para Municipal Tesorero
Don Manuel Leal; para Municipal de Culto e Instrucción Don Emilio Cortés; para Municipal de Policía y Tierras Don
Manuel Canaveri. En el orden de sus puestos, se procedió a recibir el
juramento , el que cada uno prestó en debida forma, prometiendo el fiel
cumplimiento de sus deberes y como se ha
hecho constar la ausencia del Sr. Canaveri, presentes a este acto los
Suplentes Pourtalé y Moya, juraron desempeñar debidamente el puesto que
desempeñaren”.
Otro documento de suma relevancia deja al descubierto la ausencia de Canaveri en esos momentos de la historia olavarriense. En el expediente por el cual Eulalio Aguilar, presidente de la flamante Corporación, eleva al gobierno de la provincia sendas aceptaciones de los municipales a sus respectivos cargos, no se encuentra la de Manuel Canaveri. Podemos leer de puño y letra de Aguilar:
“Olavarría, Mayo 27/879.
Señor Ministro de Gobierno de la Provincia
Tengo el honor de acompañar a V.S. las notas
originales que han sido dirigidas por los Sres. Municipales Leal, Muñoz,
Cortes, Moya y Pourtalé, por las cuales aceptan el puesto que el Gobierno ha
dignado confiarles.
Dios guarde a V.S.
Eulalio Aguilar”
Conforman el expediente a continuación de la carta de Aguilar cada una de las notas por las cuales los Municipales mencionados aceptan el cargo conferido. Canaveri, nuevamente ausente. Así, nada ejercería el cargo en lo real y muy poco duraría en lo formal como integrante de la primera municipalidad de Olavarría. Designado el 16 de mayo de 1879, el 7 de junio de ese mismo año Canaveri sería prontamente reemplazado por Florencio López. El decreto del Poder Ejecutivo provincial fechado ese día es muy claro:
“Departamento de Gobierno
Buenos Aires, Junio 7 de 1879
El Poder Ejecutivo ha acordado y decreta:
Art. 1° Nómbrese al Sr. D. Florencio López,
para integrar en calidad de titular, la Comisión Municipal de Olavarría, en
reemplazo de D. Manuel Canaveri, que no
reside en el Partido.
Art. 2° Comuníquese, publíquese y dése al
Registro Oficial.
Tejedor
Santiago Alcorta”
Esta situación sería reflejada en la tercera sesión de la Corporación Municipal y las dudas sobre a quién correspondía el cargo originalmente asignado a Canaveri se hacían patentes. En el libro 1 de actas del Honorable Consejo Deliberante leemos:
En Olavarría, a diez de Julio de mil
ochocientos setenta y nueve, reunidos los Señores Municipales al margen
inscriptos, se dio lectura al acta de la sesión anterior, y no haciéndose
observación alguna, fue aprobada por unanimidad y abierta la de la fecha. (…) Acto
continuo se dio lectura al nombramiento hecho por el Superior Gobierno en la
persona del Ciudadano Don Florencio López, para desempeñar el puesto de
Municipal Titular; discutido este punto y presente a este acto el Sr. López, se
procedió a su recibimiento en calidad de provisorio, previo juramento que
prestó en forma, por haber manifestado los Señores Municipales Leal y Muñoz existir
dudas sobre el nombramiento del Señor Canaveri, pues se supone equivocación y
que el nombrado haya sido Don Manuel Carranza, y que a fin de no privar a este
vecino de formar parte de la Corporación si legítimamente le corresponde, se
consulte al Gobierno sobre este punto.
No consta en las actas de la Corporación se efectivamente se realizó la
consulta y, en su caso, cuál fue su resultado. Lo cierto es que, en las sucesivas
sesiones aparece integrando el cuerpo el mencionado Florencio López, con lo
cual podemos inferir como se zanjaron las dudas referidas. Por su parte,
Canaveri no figura participando en ninguna de las reuniones de la flamante
Municipalidad.
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Manuel Canaveri |
Circunstancias fortuitas y de tipo formal llevaron a que Manuel Canaveri, pasados los años, fuera objeto de homenaje junto a los restantes integrantes de la primera Corporación Municipal de Olavarría, podríamos decir, “de carambola”. Hurgar en nuestra historia implica, a veces, encontrarnos ante estas curiosidades que hoy podemos leer bajo el manto benevolente de una anécdota.
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