Tierra de pioneros

Marcos Rodríguez

callesdeolavarria@gmail.com

Corría el mes de abril de 1951 cuando integrantes de la Sociedad de Fomento de Hinojo visitaban al Comisionado Municipal, Santiago Cañizo, para plantearle diversos problemas que aquejaban a la localidad. Entre ellos se encontraba la falta de nombres de las calles del pueblo. Hacia inicios de la década del cincuenta asomaba incipientemente el debate sobre la necesidad de simplificar el sistema nomenclador de calles de la ciudad y de las localidades del partido, a la vez que asignar nombres a calles que carecían de ellos. El Comisionado Cañizo era de la opinión de que la asignación de números (y no de nombres) constituía un sistema más simple y práctico. En la edición de El Popular del 13 de abril de 1951 podemos leer: “el funcionario aludido propuso entonces, un arbitrio interesante y práctico, que eliminará el engorro que significa la elección de nombres, no siempre ajustados a las circunstancias y con frecuencias discutidos por sectores de la población, que opinan sobre el particular de manera distinta. Para facilitar, pues, la tarea y realizarla sin tropiezos, el señor Cañizo propuso a sus visitantes dar a cada calle de Hinojo, en vez de un nombre propio, la asignación de un número, como ya es disposición establecida desde hace años en ciudades como La Plata, Saladillo, Mercedes, 25 de Mayo y otras de la provincia de Buenos Aires. La solución propuesta para Hinojo podría tener aplicación en nuestra ciudad, donde también tenemos muchas calles innominadas y otras de llevan nombres distintos, según se las considere de uno y otro lado de los bulevares, allende a las vías o pasando el arroyo, creándose con ello no pocas confusiones, aún para los propios habitantes y en mayor grado para los forasteros.”





En agosto de 1951, mediante decreto-ordenanza del día 27, Hinojo verá asignar a sus calles sus respectivos números. Las excepciones serán la avenida que circunda la estación del ferrocarril por su lado sur, que pasó a denominarse Presiente Juan D. Perón y la avenida 14 a la cual se le asignó el nombre de avenida Crotto. El derrocamiento de Perón en 1955 implicará para Hinojo la quita de su nombre a una de las calles de la localidad y décadas de prevalencia de un sistema nomenclador basado en números. Pasado el tiempo, los años noventa traerán un proyecto que implicará la nominación integral de las calles hinojenses, dándose un lugar destacado a las figuras locales entre los nombres propuestos. 

A fines de julio de 1993 el señor Ramón Diorio, hinojense de destacada acción en la localidad, presenta al presidente del Concejo Deliberante un proyecto integral de nominación de las calles de Hinojo. Dentro de los nombres propuestos y tras una profusa fundamentación, se encontraban unas catorce personalidades de prominente accionar en los distintos aspectos de la vida del pueblo. Vale la pena compartir un extracto de la carta que el señor Diorio elevara al cuerpo deliberativo: “Sr. Presidente, cómo evitar que se condene al olvido a los hombres y mujeres de un pueblo, cuando a ese pueblo dedicaron su vida, ofrecieron su voluntad y sentido comunitario y en sus acciones cimentaron su desarrollo. Cómo preservar en el reconocimiento habitual y generalizado a los que su obra certifican las actas de los libros de las instituciones. Cómo revelarles a las generaciones presentes y futuras un lazo concreto con su pasado, un dato fehaciente de su historia pueblerina, una causa comprensible de su cotidianeidad. Si la respuesta es darle a las calles del pueblo el nombre de esos hombres y mujeres, digo que es posible que el juicio común coincida con la nómina que propongo.” 

La propuesta de Diorio se materializó en el ordenanza 1719/93 del 24 de septiembre de 1993. Una ordenanza posterior, la 2948/06 del 27 de abril de 2006, modifica la anterior en lo concerniente a la numeración de las calles y las alturas domiciliarias, no así los nombres aprobados en 1993. Entre las personalidades homenajeadas encontramos a Lorenzo Lasalle, las Hermanas Gervasio, Juana Basterrica, Sara Álvarez, Juan Marin, David Spinetto, Cristian Uber, Eloy Correa, David Granata, Juan de Pierris, Antonio Diorio, Ángel Bardi, Manuel Smirnoff y Domingo Rey. Todas ellas dejaron su huella en los distintos aspectos de la vida hinojense. En el marco de estas crónicas tomaremos una calle representativa de la historia local para cada una de las principales localidades del partido. En el caso de Hinojo nos ocuparemos de la que homenajea a la figura de Ángel Bardi. 



La fundación de Hinojo se atribuye al genovés Ángel Bardi, nacido en Rapallo, Italia, el 1 de noviembre de 1848. A los 27 años se embarcó con destino a Buenos Aires. Luego de pasar por Tandil, Olavarría y Azul se instaló en las proximidades de Colonia Hinojo. Afincado frente a donde se levantaría la estación del ferrocarril, Bardi construyó una casilla de madera, abriendo un negocio de restaurante, café y billar que atendía las necesidades de los obreros que tendían la vía férrea. También incursionó en la actividad minera al descubrir en la zona canteras de arena, insumo utilizado en las primeras construcciones. 

En una entrevista dada al diario El Popular en ocasión de la edición extraordinaria de 1929, Bardi nos cuenta: “llegué a lo que hoy es Hinojo, si mal no recuerdo, en marzo de 1883 y comencé a levantar una casilla de madera frente a la salida de la actual estación del Ferrocarril Sud. En el mismo sitio que ocupa hoy el ‘Argentino Hotel’. Terminada mi pequeña construcción abrí un restaurant, café y billares. En aquellos tiempos no había ninguna casa por estos alrededores y los terrenos que hoy ocupa el pueblo estaban dedicados a la agricultura.” Al consultársele por el nombre que se le diera al pueblo, el fundador nos cuenta: “por una antigua costumbre. Primero decíamos el hinojal a las proximidades del arroyo cerca de la chacra de Don Domingo Rey, por la gran cantidad de Hinojo que crecía allí: de eso proviene el nombre de Hinojo que hoy lleva el pueblo”.


Ángel Bardi, junto a David Spinetto, suscribió la nota de solicitud de autorización para la fundación formal de Hinojo. Este pedido se materializará en el decreto del gobierno provincial fechado el 15 de enero de 1887 que reza: “vista la voluntad de don Ángel Bardi y David Spinetto, pidiendo autorización para formar un pueblo en terrenos de su propiedad, en el lugar llamado Hinojo, partido de Olavarría, y considerando que es de utilidad pública la formación del pueblo que se propone, y en atención a lo informado por el Departamento de Ingenieros al Poder Ejecutivo, Decreta: art. 1, autorízase la fundación de un pueblo denominado Hinojo, Partido de Olavarría. Art. 2, quedan aprobados los planos presentados para su formación. Art. 3, Por Escribanía Mayor de Gobierno, se extenderán las escrituras a favor del Estado, de las destinadas a plaza, casa municipal, Policía e Iglesia, y a favor del Consejo de Educación, las destinadas a escuelas. Art. 4, comuníquese, etc. Fdo. D’amico, Benjamín Canard.”

En 1888 realizó un viaje a su ciudad natal para contraer matrimonio con Teresa De Martini, con quien tuvo en Argentina cuatro hijos. Luchador incansable en los momentos difíciles que siguieron a la fundación del pueblo, permanente colaborador en el progreso de la localidad, entusiasta fundador de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, Bardi también respaldó la fundación de la Biblioteca Sarmiento y de otras instituciones hinojenses. Ángel Bardi falleció el 6 de febrero de 1940, en Hinojo, a los 91 años.

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