Lo llamaban “el intendente de las manos limpias”

Marcos Rodríguez
callesdeolavarria@gmail.com
El 5 de octubre de 1984, bajo el número 142, el Concejo Deliberante sancionaría la ordenanza que, con reformas y agregados posteriores, rige en forma integral la nomenclatura de las calles de Loma Negra. En su artículo segundo se establecen la denominación de las calles de lo que la norma denomina “villa originaria” y que los nativos llamamos habitualmente “villa vieja”, la “villa nueva” y el barrio 25 de Mayo, que el uso cotidiano denomina “Plan VEA”. A continuación, establece la denominación de las calles la llamada “Villa Laclau”, para culminar con las habituales cuestiones de forma. Quedaría así atrás una etapa donde la Avenida Luciano Fortabat se constituía en el eje de cambio de denominación de las calles que la atravesaban y era el punto de inicio hacia uno y otro lado de la numeración domiciliaria. También la nueva norma implicaría la unificación de algunos nombres y el traslado de otros para otorgárselos a calles que carecían de ellos. Por otro lado se cambiaría las alturas y, por ejemplo, el autor de esta nota pasaría de tener su domicilio en la Avda. Luciano Fortabat 530 a tenerlo en la misma avenida pero con el número 1072. Al mismo tiempo quedaría atrás el decreto 68 del 3 de marzo de 1972 que “al apartarse de los viejos esquemas tradicionales, signa con virtudes y valores morales a las calles de una villa que es síntesis y suma de todas ellas”. Dicho decreto le había dado el nombre de solidaridad, bondad, altruismo, virtud, libertad, constancia, amor, unión, amistad, fe, esperanza, fraternidad, caridad, belleza, trabajo y progreso a las calles de la “Villa Nueva”. Solo sobreviviría de este esquena “apartado de los tradicionales” el nombre de Libertad que hoy lleva la avenida principal de ese sector de la localidad. En el artículo tercero de la mencionada ordenanza 142/84 podemos leer: “establécese la denominación de las calles que comprende “Villa Laclau”, conforme con el siguiente ordenamiento: a) paralela a la Ruta Provincial Nro. 76, entre tierras del Aero Club Olavarría y el camino Dr. Juan Rocha Errecart – Avda. Santiago Ángel Cañizo”.

Santiago Ángel Cañizo nació en Hinojo el 2 de octubre de 1901. Hijo de Santiago F. Cañizo y Faustina Atienza, contrajo matrimonio con Laura G. Álvarez, con la que tuvo siete hijos. A muy corta edad trabajó como mensajero en el telégrafo de la localidad de Sierra Chica, para más tarde desempeñarse en la Dirección Provincial de Puentes y Caminos, también en Sierra Chica. En mayo de 1933 ingresa en la fábrica Loma Negra, momento a partir del cual iniciará un vínculo con esa comunidad que con los años devendrá en intenso e indisoluble. Fue presidente del Club Social y Deportivo Loma Negra entre 1939 y 1942; también integró la Junta Vecinal Pro Pavimentación del Camino Olavarría – Zona Industrial, la Primera Comisión de Lucha Contra la Tucura y la Junta Vecinal de Villa Laclau. Enrolado inicialmente en las filas del radicalismo, el advenimiento del peronismo lo tendrá integrando sus primeros cuadros apenas el movimiento comenzó a nacer. 
Cañizo alcanzará la intendencia de Olavarría iniciando su mandato el 1 de mayo de 1948 y pasará, así, a ocupar el lugar de primer intendente peronista elegido por sufragio popular en la historia del partido. El eje central de su gobierno estaría constituido por el denominado Plan Lara, nombre recibido a raíz de ser de la autoría del senador provincial Oscar Lara. Este plan era un ambicioso proyecto de reorganización municipal y de obras de la más diversa índole a realizarse con el ingreso proveniente de un “impuesto a la piedra” a ser sancionado por el Concejo Deliberante. Luego de un amplio y rico debate en junio de 1948 este gravamen será aprobado y se constituirá en clave para el desarrollo olavarriense. Ante el reclamo presentado a la Suprema Corte de Justicia de la Provincia por parte del sector afectado, contrarrestado por la destacada defensa del asesor letrado de la Municipalidad, Dr. Julio O. Fassina, se logrará el fallo favorable a la postura de la comuna y la consecuente validez de la ordenanza municipal. 
Santiago Cañizo se desempeñaría como intendente hasta marzo de 1951, para luego, intervención a la comuna mediante, estar a cargo del ejecutivo municipal en calidad de comisionado hasta abril de 1952, siendo sucedido por el también peronista Alfredo Fernández. La prioridad de la acción del intendente estuvo enfocada en las obras de contenido social, predominantemente vinculadas a la salud y educación y muchas de ellas realizadas en las localidades del interior del partido. Dentro de un amplio abanico se destacan la primera y segunda etapa del balneario municipal, hermoseamiento de la Avenida del Valle, construcción de salas sanitarias en Recalde y Blanca Grande, red eléctrica en la zona industrial, entre otras. Finalizado se mandato al frente de la Comuna, Cañizo regresaría a su puesto en Loma Negra hasta su jubilación. 

Queremos compartir el relato de un suceso que da cuenta del cariz que tiñó el desempeño público de don Santiago. En julio de 1953 el Dr. Julio Oscar Fassina envía una nota a la redacción de El Popular, publicada el día 31 y acompañada de la suma de quinientos pesos, cuyos términos trascribimos: “los abogados tenemos la obligación de no divulgar los asuntos que nos confían; sin embargo en el presente caso de manifiesta injusticia no trepito en ser perjuro. En el año 1950 el Intendente señor Santiago A. Cañizo abonó autorizado por el Honorable Concejo Deliberante, cuentas que se correspondían a los años 1948 y 1949, bien porque los acreedores demoraron la presentación de sus facturas o porque en 1948 no existían fondos. El Tribunal de Cuentas, pese a que el Sr. Cañizo solicitó una inspección al mismo en abril 2 de 1949 –cuando aún no estaba cerrado el ejercicio 1948- lo ha hecho responsable de tales pagos. Y como el señor Cañizo me ha entrevistado cuando el plazo para recurrir ante la Suprema Corte por nulidad o revisión, se encuentra vencido, debe abonar ese importe de dos mil pesos, so pena de ser ejecutado. Como abogado podría aconsejar efectuar el pago bajo protesta, y demandar a la comuna por reintegro pues los pagos impugnados, fueron realizados en el cumplimiento de obligaciones de un buen intendente; pero como ciudadano tengo el derecho de evitar una ingratitud hacia el funcionario probo y señalar que debe recurrirse presto en apoyo de aquellos que se sacrificaron en el ejercicio de la función pública cuando vuelven incólumes en si dignidad al llano. Sin zozobras inicio una suscripción para saldar esa deuda con quinientos pesos que le remito, ya que habrá muchos vecinos que compartan mi opinión”. Nos cuenta El Popular en ediciones posteriores que el aporte ciudadano cubrió inmediatamente la suma requerida. La nota publicada por el Dr. Fassina encontró eco en el vecindario, inclusive hubo aportes que fueron rechazados y quienes ofrecieron por si solos saldar el importe. He aquí el reconocimiento a un vecino que fue señalado por sus propios opositores políticos como el “intendente de las manos limpias”. 
Santiago Ángel Cañizo falleció el 28 de febrero de 1976 a los 74 años de edad. En conversación personal, su nieta Ester nos relató que en oportunidad de dársele el nombre de su abuelo a una calle de la localidad, el Delegado Municipal Juan Carlos Parini le expresó una frase que en ella adquirió un profundo y sentido significado. Nos cuenta Ester, “recuerdo que Juan Carlos me dijo ‘es un homenaje a tu abuelo’”. Una expresión simple y sencilla, quizá fácil de decir, pero que representa el reconocimiento y la estricta justicia hacia “el intendente de las manos limpias”.

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