Ellas en las calles de Olavarría

Marcos Rodríguez
callesdeolavarria@gmail.com
Publicado en El Popular, 10 de marzo de 2019

Hurgar en los nombres de nuestras calles, sus orígenes, sus anécdotas, sus historias, nos suele deparar más de una sorpresa. En estos nombres descubrimos la historia, tanto la grande como la que empieza por la patria chica, que es la del barrio, donde la calle en que nacimos o vivimos adquiere el significado grande de lo pequeño, el misterio profundo del sentido de pertenencia, aquello que empieza a definir nuestra identidad. 

Anteriormente hemos leído este devenir de nombres en torno a parientes que conviven momentáneamente y que luego se suceden; arterias con tres nombres, amigos, enemigos, partícipes de batallas que también tienen sus calles, de origen local o exótico, casi todos hombres, políticos, militares, excluidos, reincluidos, reubicados. Hasta encontramos vistiendo nuestras calles flores, plantas, fechas, lugares y medios de transporte. 

Pero ¿qué lugar han tenido las mujeres en los nombres de las calles de la ciudad de Olavarría? ¿Quiénes han sido estas mujeres que no llegan a la decena dentro de las casi 200 calles con nombres con que cuenta la ciudad? ¿Cuándo han ganado su lugar en la nomenclatura urbana olavarriense? Hoy intentaremos saber algo más sobre ellas en las calles de Olavarría.

La primera, esa mujer 

El 21 de junio de 1952, y ante su inminente desaparición física, el Concejo Deliberante, a instancia de la bancada peronista, aprueba la sustitución del nombre del Boulevard del Valle por el de Eva Perón y nomina Aristóbulo del Valle a la calle 47 (prolongación de 9 de Julio en el barrio San Vicente). 

Con la presencia del intendente municipal Alfredo Fernández en el recinto, quien expresó, entre otras cosas, que la iniciativa implicaba rendir homenaje en la persona de Evita a la mujer argentina, Olavarría tendrá entre sus calles a la primera mujer en prestar su nombre para vestir una de sus arterias. Figura descollante que no necesita mayores presentaciones, en los meses siguientes sendas calles de Sierra Chica, Hinojo y Recalde serán bautizadas con el nombre de la recientemente fallecida primera dama. También lo harán el Teatro Municipal y la Plaza López Camelo. 

El golpe de 1955 retrotraerá a sus antiguas denominaciones a toda calle, plaza o edificio al que se le hubiera dado un nombre de tinte peronista. La primera mujer en dar su nombre a una calle regresará a la nomenclatura olavarriense en julio de 2002. Al cumplirse el cincuenta aniversario de su desaparición física, se impondrá el nombre de Eva Duarte de Perón a la avenida conocida como de circunvalación. La ordenanza 2664/02 dispondrá en su artículo segundo la denominación de “Eva Duarte de Perón a la Avenida de Circunvalación, en el sector comprendido desde la Ruta Nº 226 hasta la Avenida Avellaneda, cuya fundamentación causal responde al reconocimiento institucional en el ámbito social y comunitario del desarrollo de la actividad pública, de quien fuera digna integrante del Poder Ejecutivo Nacional, al final de la década de 1940 y comienzo de la de 1950”. La ordenanza 3269 de 2009 extenderá la denominación hasta la Avenida Senador Oscar Lara. 

La que lleva más tiempo

Si Eva Perón tiene el privilegio de haber sido la primera mujer en dar nombre a una calle de Olavarría, Elena Pourtalé de Fortabat posee el de ser la mujer que por mayor tiempo ha prestado el suyo a una arteria ciudadana, casi medio siglo. Por decreto 735 fechado el 16 de noviembre de 1970 y firmado por el intendente Enrique Mario Alfieri, se le daría el nombre de Barrio Provincias Unidas al comprendido dentro de las avenidas Pueyrredón, Pellegrini, Autopista Luciano Fortabat y Avenida de Circunvalación, al mismo tiempo que se designaban los nombres de las calles interiores, entre ellas, la número 103 llevaría el nombre de Elena Pourtalé de Fortabat.
La madre del magnate del cemento Alfredo Fortabat, había nacido en Pau, Francia, en 1865. Contrajo matrimonio con Luciano Fortabat en 1888, falleciendo cuando Alfredo apenas superaba la década de vida. Curioso es que no se conozca mucho más de ella. Curioso también es una circunstancia que aquí se presenta y que, evidentemente, no responde al azar. En 1968 se inaugura el monumento a la Voluntad del Hombre como homenaje del pueblo de Olavarría a Alfredo Fortabat. En su ubicación original el monumento lindaba con la escuela de educación técnica inaugurada unos años antes y bautizada Luciano Fortabat. La avenida del Valle, en esa época, desde su prolongación a partir de la avenida Pellegrini era conocida como Autopista Luciano Fortabat (en el uso actual recién recibe ese nombre luego de la avenida Eva Perón). Así, la calle Elena Pourtalé de Fortabat desembocaba, por así decirlo, en la autopista que llevaba el nombre de su esposo y en el monumento dedicado a su hijo. Confluían, de esta manera, madre, padre e hijo, cuan encrucijada de la historia local. Hoy, el monumento fue trasladado, el sector de la avenida da continuidad al nombre de del Valle; la escuela técnica mantiene su nombre, la calle que ha recibido nombre de mujer durante más tiempo en Olavarría, también. 

Madre hay una sola

Por decreto de abril de 1976 se designaría con los nombres de “Doña Paula Albarracín”, “Doña Gregoria Matorras” y “Niñas de Ayohuma” a las callejas internas del Barrio San Carlos. En los considerandos del decreto se hace referencia a que es necesario imponer nombres a esas callejas a “los fines de una mejor prestación de los diversos servicios públicos y de la identificación de los inmuebles”, rindiendo también así “un merecido homenaje a mujeres que han inscripto sus nombres en las páginas de nuestra historia”. 

La norma no ahonda en mayores consideraciones, aunque inferimos que las mencionadas, madre de Sarmiento la primera, de San Martin, la segunda, han representado algo más que solo el papel de “madre de”. Queda pendiente el intento de romper con la concepción que las subsume bajo esa etiqueta, como mínimo, reduccionista. ¿Y quiénes fueron las niñas de Ayohuma? En su retirada hacia Salta, luego de la derrota de Vilcapugio, el general Belgrano fue alcanzado por las tropas realistas en las pampas de Ayohuma. Esto sucedió el 14 de noviembre de 1813. La tradición cuenta que durante la batalla un grupo de mujeres, entre las que se destacaron María Remedios del Valle y dos de sus hijas, daban auxilio y de beber a los soldados heridos, llegando alguna de ellas a combatir como un soldado más. A María se la conoció como “Madre de la Patria”, la historia las recuerda como las “Niñas de Ayohuma”.

Vocación por lo social 

El 27 de julio de 1990 y según lo dispuesto en la ordenanza 1166 se derogaría la denominación de Los Claveles a una calle así bautizada en Villa Aurora, la que a partir de ese momento pasaría a llamarse Betty Rocca de Schwindt. No es poco decir que la iniciativa había surgido en el seno de la sociedad de fomento de aquel barrio. 

Miembro de una familia de Urdampilleta, hizo el magisterio en la ciudad de Bolívar. En Olavarría desarrolló toda su carrera docente y fue una activa integrante de la comunidad educativa de la escuela 51. Luego de desempeñarse como directora, llegó a ser inspectora de enseñanza primaria, cargo con el que se jubiló. Recordado también fue su paso por la dirección del Hogar de Niños Juan B. Sarciat. 
Mujer de profunda fe cristiana, a su vocación educadora le sumó la participación y el compromiso político como destacada dirigente y militante del radicalismo, de la que fue, por ejemplo, secretaría del comité local. En 1983 tuvo un efímero paso como integrante del Concejo Deliberante ya que al poco tiempo renunció a su banca para ocupar la Secretaría de Bienestar Social de la Municipalidad. Poco después y sin abandonar nunca la actividad partidaria, fue Delegada Regional del Plan Alimentario Nacional.

Un trágico accidente automovilístico pondría fin, el 1 de mayo de 1987, junto a la de su marido Marcelo y su hija Lorena, a la vida de Betty Rocca de Schwindt; una mujer que logró traducir en acción su ferviente vocación por lo social. 

Por los más desprotegidos 

El 8 de septiembre de 2000 el Concejo Deliberante imponía, mediante ordenanza 2520/00, el nombre de Elena Rocha de Tagliaferri a la calle 20 bis de la ciudad de Olavarría. Mujer de una fecunda labor dirigencial en instituciones que surgieron de comisiones que integró y que velaron por el cuidado de ancianos, niños y jóvenes, como el Hogar de Ancianos, el Hogar de Niños Juan B. Sarciat, en noviembre de 1961 o la Casa del Adolescente, en noviembre de 1970. 
Había nacido en Montevideo y una vez radicada en nuestro medio destinó más de cuarenta años a instituciones que velaban por la atención de los más desprotegidos, como los niños y los ancianos. Partícipe, también, de la fundación de la Alianza Francesa de nuestra ciudad, institución de la que formó parte toda su vida. 

En 1938 Elena Rocha de Tagliaferri se integró a la Asociación Damas Vicentinas, institución que presidió desde ese año hasta 1980. Entre su obra se destaca la compra en 1940 de los terrenos para el Hogar de Ancianos, el cual se vería inaugurado el 25 de mayo de 1942. Ocupó también la defensoría de menores entre 1958 y 1966. Elena Rocha de Tagliaferri fallecía el 25 de septiembre de 1988 a los 83 años. Desde 2000 integra el reducido grupo de mujeres dentro de la nomenclatura callejera de Olavarría. 

Sobre todo, maestra 

La tiranía del espacio nos hace imposible desarrollar como quisiéramos, por lo menos, las principales labores y obras que a lo largo de su vida llevó a cabo Mercedes Pestoni de Zubiría. Con esta salvedad, haremos el intento. Nacida en Olavarría, el 25 de junio de 1899, un día después de que El Popular iniciara el recorrido que hoy llega casi a los 120 años, el vínculo con este medio nacería en sus primeros años de infancia. Cosas del destino, la relación de amistad, trabajo y colaboración con El Popular, la compartiría con su marido, Ignacio Zubiría, a lo largo de toda su vida. 
Graduada de maestra normal nacional en 1917, habiéndose desempeñado en varias escuelas de Olavarría y la zona, doña Mercedes sería la primera mujer en ser designada, en 1945, comisionada escolar de Olavarría y la primera en toda la provincia de alcanzar un cargo de esa naturaleza. Concejera escolar en varios períodos, presidenta de la filial Olavarría de la Asociación de Maestros durante ocho períodos (desde allí promovió la construcción del panteón social), integrante de la Cooperadora de la Escuela Normal, de su Centro de Egresados, vicepresidenta segunda de la comisión bodas de oro de esa institución, profesora y colaboradora del Taller de Costura del Hospital Municipal, y así podríamos seguir mencionando instituciones o iniciativas que contaron con ella, incluso hasta su partida el 10 de mayo de 1978. Por ordenanza 2542/00 del 11 de diciembre de 2000, la calle 81 bis de nuestra ciudad lleva el nombre de Mercedes Pestoni de Zubiría.

Por la verdad y la justicia 

En marzo de 1977 la vida de Angélica Isabel Galbiati de Pareja cambiaría para siempre. Junto a su marido, Alfredo, iniciaría una lucha que le devolviera a su hijo, José Alfredo, arrebatado por la tiranía de la dictadura. Por aquella época Isabel era directora de una escuela rural, vocación que tuvo que relegar en pos de una pelea irrefrenable por la verdad y la justicia. Pelea que sería por 34 años la razón de su existir hasta que un diciembre de 2011, a los 82 años, la materia que la contenía dejó de hacerlo. No habían podido con ella ni el dolor ni la desesperanza. 
Isabel, hija de inmigrantes, se recibió de maestra en 1947. Estudió en el Conservatorio de Música de Olavarría, destacándose como soprano. Su afición por el canto la llevó a conocer a Alfredo Pareja, tenor y por muchos años organista del templo San José. Compañero de lucha y padre de sus cinco hijos, no cesaron en la búsqueda de Pepe, ya en tiempos en que imperaba el mismísimo terror, ya en tiempos de retorno democrático. 

Símbolo de las Madres de Plaza de Mayo en Olavarría, Isabel no quería venganza, clamaba por justicia. Dejó testimonio de una lucha sin armas, sino con la luz del corazón de una madre que pelea por lo más preciado que le había dado la vida. Al encuentro fue aquel diciembre de 2011 de su esposo Alfredo, de Pepe y de Pedro, otro de sus hijos y cuyo corazón no pudo soportar tanto dolor. El 24 de marzo de 2014, el Concejo Deliberante sanciona la ordenanza 3641/14 por la cual se nomina Angélica Isabel Galbiati de Pareja a la calle 105 bis de nuestra ciudad. 

“Mi vida por un ideal”

Rita Biasin llegó a la Argentina en 1969. Junto a Savina Venturelli y Amelia Benfenati fueron las tres misioneras que inician la actividad del Instituto Secular Misioneras de la Inmaculada – Padre Kolbe fuera de Italia. 
Rita nació en Frassinelli, Rovigo, Italia, el 8 de junio de 1938 cuando Europa era una caldera por estallar. Cuando contaba con 12 años se muda junto a su familia a Bolonia y los 17 conoce al padre Luis Faccenda, fundador del Instituto en 1954, al que se incorpora en octubre de 1961. En 1964 emite la profesión temporal en Bolonia y en 1985 hace la profesión perpetua en Olavarría. A su llegada a la Argentina recaló en el Seminario Diocesano de Azul. En 1975 se traslada a Olavarría a una casa cercana a la iglesia San Vicente. En 1978 se muda a una casa construida en el predio que hoy ocupa el Centro Misionero, a la par que se inicia la construcción del edificio, inaugurado en 1980.

Rita encontró su vocación en la vida mariana misionera basada en la espiritualidad o carisma de San Maximiliano Kolbe. Dedicó más de cuarenta años de su vida al anuncio evangélico, a la oración y a la ayuda al prójimo. Con votos de pobreza, castidad y obediencia, hizo carne la misión de estar con la gente. Supo decir que su inquietud de joven sobre cómo transcurrir su vida encontró respuesta en la disposición y servicio a la Iglesia y a la humanidad para, desde la cercanía a la gente, compartir la alegría, la amistad, los sufrimientos, las ansias y las preocupaciones de la gente. 

Rita Biasin falleció en nuestra ciudad el 5 de noviembre de 2004. La ordenanza 4173 del 9 de noviembre de 2017 le otorga su nombre a la calle 191 de Olavarría, calle de acceso al Centro Mariano Misionero Padre Kolbe, donde la huella de Rita ha quedado para siempre. 

Ellas son pocas en los nombres de nuestras calles. Al adosarles el “de”, paradójicamente, muchas de estas mujeres han sido plasmadas en el recuerdo callejero ciudadano arrastrando la arcaica costumbre que les impregna una pretendida pertenencia a alguien. Esto no les quita mérito propio ni opaca sus figuras que el devenir de los tiempos ha querido homenajear. Han dejado, casi todas, huellas en diversos ámbitos y aspectos. Han marcado con su impronta los ámbitos político, social, educativo, de derechos humanos y religioso de Olavarría. En el conjunto, sin dudas relegadas. El futuro próximo avecina, sin dudas, vientos de cambio.

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