El galeno del pueblo

Marcos Rodríguez
callesdeolavarria@gmail.com

Corría el mes de agosto de 1969 cuando la localidad de Sierras Bayas veía imponer el nombre de Dr. Manuel Smirnoff a una de sus principales arterias. En el decreto 300 del 22 de abril de 1969, firmado por el Intendente Enrique Mario Alfieri, se indica: “visto, el contenido del presente expediente y considerando que se estima procedente el pedido de la Sociedad de Fomento del Barrio Pueblo Nuevo de Sierras Bayas; que la personalidad del extinto Dr. Manuel Smirnoff ha dejado, durante su actuación en la mencionada villa, recuerdos que hacen perdurable su memoria; que resulta halagüeña y digna de elogio la actitud de los vecinos que desean materializar el testimonio de su gratitud a quien fuera su médico y amigo; que la Municipalidad no puede ni debe permanecer ajena a manifestaciones de esta índole. Por ello, en mérito de atribuciones que le son propias, el Intendente Municipal decreta: art. 1, impónese el nombre de ‘Dr. Manuel Smirnoff’ a la calle 10 de Sierras Bayas; art. 2, colóquese una placa recordatoria (…); art. 4, Comuníquese, publíquese, etc. pase a la Dirección General de Delegaciones y Sociedades de Fomento para su cumplimiento. Hecho, archívese.” Los actos protocolares de imposición del nombre a la calle tuvieron lugar a inicios de agosto de 1969. El descubrimiento de la placa correspondiente estuvo a cargo de la señora Sofía Baxter, viuda del homenajeado, y de la señora Anita Smirnoff de Hidalgo, hermana del galeno.

Manuel Smirnoff nació en Buenos Aires el 2 de enero de 1900. Fue el mayor de los seis hijos del matrimonio entre León Smirnoff, de origen ruso, y Rosa Strinbaun, lituana. Se casó con Sofía Baxter y constituyó una numerosa familia de ocho hijos, algunos hinojenses, otros sierrabayenses. Dueño de una pequeña contextura física que, según cuentan, apenas se distinguía cuando manejaba su “studebaker” de importantes dimensiones. El que fuera alumno de Bernardo Houssay, tenía en la música el escape ante las crudezas que le presentaba la profesión de médico. También fue un hombre comprometido con lo público alcanzando el cargo de –inquieto y dinámico- concejal y de miembro del Rotary Club Olavarría. 

Llegó a Hinojo a inicios de la década del treinta y vivió allí hasta 1946. A la postre, el galeno también tendría un lugar entre las calles en aquel punto. Smirnoff se caracterizó por su espíritu colaborador de cuanta institución lo convocara, alcanzando la presidencia de la Biblioteca Sarmiento y desarrollando una intensa actividad comunitaria. Cuando dejó Hinojo donó al hospital su consultorio totalmente equipado para emprender camino rumbo a Sierras Bayas. Le habían propuesto ser el médico de la Compañía Argentina de Cemento Portland. En ese cargo, que ocupó hasta mediados de 1961, además de su humanidad y abnegación, se destacó por su lucha por la seguridad industrial. Por su trabajo en ese ámbito fue premiado por el Instituto Argentino de Seguridad. No son pocos los que recuerdan sus extensos y encendidos discursos como las veces que el apreciado médico se dirigía a pie, de ser necesario, para atender a sus pacientes, a quienes incluso, en muchas ocasiones, les daba los medicamentos que no podían comprar. En 1962 Smirnoff partiría hacia La Plata en medio de una sentida despedida que le dieron los vecinos de Hinojo, Sierras Bayas, Villa Mónica, Colonia Hinojo, Colonia San Miguel, Cerro Sotuyo y alrededores. Allí permanecería hasta su muerte ocurrida el 16 de marzo de 1964. 


La década del setenta culminará con la asignación de nombres a la casi totalidad de las calles de la planta urbana de Sierras Bayas, aunque sin alterar el homenaje al Dr. Smirnoff realizado en 1969. Hacia fines de 1973 el Concejo Deliberante sanciona por unanimidad una ordenanza, la 44/73, por la cual se imponen sus respectivos nombres a unas treinta y nueve calles. En septiembre de 1979 y bajo el número 116, el intendente Carlos Víctor Portarrieu sanciona y promulga con fuerza de ordenanza la norma que en líneas generales rige en la actualidad respecto a los nombres de las calles de la localidad serrana. Esta ordenanza deroga la del año 1973 y da nombre a un total de cincuenta y nueve calles de Sierras Bayas. En este marco, numerosos nombres son suprimidos y reemplazados por nuevos, a la vez que otra cantidad permanece. En la nueva ordenanza se indica que la iniciativa tuvo origen en la Comisión Ejecutiva del Centenario y en la Delegación Municipal y que “la concreción de la sugerencia formulada ha de contribuir a brindar un justo homenaje a quieren fueron pioneros en distintos órdenes de la su vida comunitaria”.


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