Marcos Rodríguez
callesdeolavarria@gmail.com
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Imagen aérea del Molino Argentino (instalado por Molinos Río de la
Plata), alrededor de la década del 30. |
Así, el decreto del
Comisionado Municipal José Ferreccio fechado el 15 de septiembre de 1931 se
fundamenta en “lo solicitado por los
vecinos de la ciudad, situada a la izquierda de la vía férrea, y de acuerdo a la autorización
concedida por el Señor Interventor Nacional y lo dictaminado por el Señor
Asesor de Gobierno”. En su artículo segundo el mencionado decreto establece
que “las calles de esta misma parte de la
ciudad, que llevan la dirección de SO a NE, o sea que corren paralelas a la vía
férrea del FCS, se denominarán Passo, Boulevard Saavedra, Laprida, Dean Funes, Urquiza, Berutti y Chiclana, en este
mismo orden y comenzando la primera por la calle que da frente a la entrada de
cargas del F.C.S., y la segunda, el boulevard que limita el terreno de la empresa
F.C.S. y corre paralelamente a ella”. El mismo decreto, en su artículo
primero, aprobaba para las calles perpendiculares a las vías igual nombre de
las correspondientes a las continuaciones de las del centro con el agregado
prolongación SE. Un tercer artículo de la norma indicaba que “estas denominaciones se efectúan ad
referéndum del H.C.D.”.
En 1934 una
ordenanza del Concejo Deliberante, sancionada el 6 de junio, homologará las
designaciones aprobadas por el decreto de 1931, aunque solo en la parte
correspondiente a las calles paralelas a las vías. Las continuaciones de las
calles céntricas serán bautizadas unos años más tarde. Así, el Barrio Luján
verá bautizadas la casi la totalidad de sus calles durante la década del 30. A la
primera calle con nombre del barrio (Isaías Mendiburu en 1913, calle Bolívar)
se sumarán las paralelas a las vías bautizadas por el decreto de 1931 y las
perpendiculares a ellas por una ordenanza de 1938. Entre estas últimas
encontramos a Santiago Derqui (Álvaro Barros), Juárez Celman (Sargento Cabral),
José Evaristo Uriburu (Necochea), Bolivia (Dorrego), Paraguay (Belgrano),
Marcelino Ugarte (San Martín), Valentín Vergara (General Paz) y Guillermo
Udaondo (Coronel Suárez).
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Fotografía de 1947 de la primera sede del Club Social y Deportivo El
Fortín en la esquina de José Evaristo Uriburu (la actual Necochea) y Saavedra. |
Justo José de
Urquiza nació cerca de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, en 1801. Previamente
a la actividad política, se dedicó a los negocios agropecuarios de la familia
alcanzando prontamente una sólida e influyente posición. Urquiza fue electo, a
los veinticinco años, diputado de la legislatura entrerriana, alcanzando en
1841 el cargo de gobernador. Se unió al bando federal participando de numerosas
batallas, aunque sus diferencias con Rosas se agudizaron, fundamentalmente en
materia económica, produciéndose la caída del caudillo porteño en la batalla de
Caseros de 1852. Separada Buenos Aires, Urquiza se erige como el primer presidente
de la Confederación Argentina en 1854. Derrotado en Pavón por las fuerzas
porteñas en 1861, Urquiza se refugió en su Palacio de San José y se dedico a la
actividad agropecuaria. Muere asesinado en su palacio el 11 de abril de 1870.
Calles con nombres… pero sin chapas
La década del 30
será prolífera en términos de dar nombres a las calles de distintos barrios de
Olavarría. Durante el período que se extiende entre 1930 y 1940 unas 35 calles de la ciudad verán imponerse sus
respectivos nombres, solo unos 11 corresponderán a figuras locales. Igual
número desaparecerá de la geografía urbana producto del reordenamiento
nomenclador de finales de los 50. Pero en el día a día de una Olavarría que
para aquellos años comenzaba un franco proceso de expansión urbana plasmado por
el nuevo ordenamiento nomenclador de 1928, la norma no se constituía en suficiente
per se y de nada sirve si no se materializa en las calles y los domicilios con
las correspondientes chapas indicadoras.
En nota del
concejal José Lagoa dirigida al presidente del cuerpo, Antonio Grimaldi, y
fechada el 23 de abril de 1932 expresaba el problema en los siguientes
términos: “ruego al Señor Presidente se
sirva recabar del H. Concejo la siguiente minuta de comunicación al
Departamento Ejecutivo: el H. Concejo Deliberante vería con sumo agrado que el
señor intendente municipal hiciera dar cumplimiento a la ordenanza referente a la
colocación de la nueva numeración dentro de la planta urbana incluyendo al
Pueblo Nuevo, pues, probablemente ni la mitad de los propietarios han dado
cumplimiento a dicha ordenanza. Al mismo tiempo, que el D.E. proceda hacer
colocar las chapas con los nombres de las calles que en la mayoría de ella aún
no han sido colocadas. Si con orgullo llevamos el nombre de Ciudad de
Olavarría, debemos de propender hacer obras de progreso y no quedarnos en las
condiciones de los pueblos de aldea. Saluda al Señor Presidente con la mayor
consideración. Fdo. José Lagoa”. Luego de su paso por la Comisión de Obras
Públicas, el proyecto de comunicación fue aprobado en la sesión del Consejo del
1 de junio de 1932. Paradójicamente los nuevos nombres proliferaban, pero las
chapas escaseaban.
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