Marcos Rodríguez
callesdeolavarria@gmail.com
Aparecen nombres
que recuerdan a viejos vecinos o nombres que expresan una realidad que el
tiempo ha dejado atrás, recuerdos de una Olavarría más pequeña, más íntima. Los
nombres que ya no están también hablan. Los cambios se han sucedido y las
marcas han quedado. Hacer este recorrido por los nombres de las calles nos
permite adentrarnos en la evolución y transformaciones de la ciudad y el lugar
que ocupan ciertos hechos y personajes que a veces devienen en una trama
sugestiva y enigmática.
No es nuestra intención adentrarnos en el
debate en torno a las figuras cuyos nombres ostentan y si son o no merecedores
de tal homenaje, sino simplemente relatar, apoyados en fuentes documentales y
periodísticas, el origen de sus nombres y los cambios que éstos han tenido.
La primera
ordenanza de designación de nombres de calles de la que se tiene registro data
del 21 de marzo de 1883. El proyecto del Municipal Francisco Araujo buscaba
bautizar a las calles de la cuadrícula fundacional de Olavarría con los
siguientes nombres: Adolfo Alsina, Coronel Olavarría, Coronel Suárez, General
San Martín, General Belgrano, Bernardino Rivadavia, General Alvear, General
Lavalle, General Lamadrid, Doctor Moreno, Doctor López, Coronel Dorrego, Almirante
Brown, General Paz, Veinticinco de Mayo, Nueve de Julio, Sargento Cabral, General
Hornos, General Zapiola, General Frías, Independencia, La Plata, Vélez Sarsfield
y Bolívar. Lamentablemente se había omitido indicar a que calle correspondía
cada uno de los nombres elegidos. Tres años y medio más tarde, el 22 de octubre
de 1886, esta vez sí con mayor precisión técnica se modificó parcialmente la
denominación de las calles e indicando su orientación se estableció a cuales
correspondía cada nombre: “sección 1º
calles rectas de NE a SO empezando por la ribera del arroyo: Boulevard 27 de
Diciembre, Calle General Villegas,
Adolfo Alsina, Defensa, Rivadavia, Moreno, La Madrid, Almirante Brown, 25 de
Mayo, 9 de Julio, Boulevard Progreso. Sección 2º: calles de NO a SE, empezando
por la calle del puente: Boulevard La Plata, Vélez Sarsfield, Bolívar,
General Hornos, Coronel Suárez,
Victoria, San Martín, Belgrano, Dorrego, Necochea, Sargento Cabral, Álvaro
Barros, Boulevard Colon”.
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La calle Vicente López en la intersección con Belgrano. Circa 1930. |
En noviembre de
1958 el Concejo Deliberante aprueba la ordenanza que rige la nomenclatura de
las calles de la ciudad en la actualidad. Hasta ese momento, y ya lejos de los
tiempos fundacionales, regía un sistema de triple nombre para una misma arteria
y el consiguiente cambio de numeración domiciliaria. Los ejes de cambio tanto
en la numeración como en los nombres los constituían los denominados “cuatro
boulevares”. Así y para dar tan solo un ejemplo, la céntrica calle Sargento
Cabral recibía el nombre de Juárez Celman en el Barrio Luján y de Azopardo en
Pueblo Nuevo; por su parte la calle que en el centro se denominaba Rivadavia,
en San Vicente recibía el nombre de Julio Argentino Roca y de Celestino Muñoz
en Mariano Moreno. La nueva norma,
que entraría en vigencia en marzo del año siguiente, se basó en los siguientes
aspectos: unifica para todo su recorrido el nombre que llevarían las calles,
cambia la numeración domiciliaria iniciándola en la altura 1000 en las actuales
avenidas Alberdi y Avellaneda, cambia la numeración de las calles
correspondiendo el número 22 para la Avenida Avellaneda y el 21 para la Avenida
Alberdi e invierte el orden de progresión de las calles pares que a partir de ese
momento aumentaría hacia la ruta 226.
Según se
desprende de las crónicas de la época la intención fue simplificar y ordenar un
sistema de triple
denominación implementado a partir de la sucesiva expansión de la planta urbana
que se había tornado engorroso y ante el cual numerosas voces se venían
alzando en plan de queja. Lo cierto es
que en el marco de esta transformación hay nombres que se eliminan y otros que
se trasladan. ¿El criterio? Parecería imperar el ánimo de conservar a las
figuras vinculadas al quehacer local sin entrar en la tentación de imponer
nombres fruto de la coyuntura política del momento. Los nombres de las calles
céntricas se expanden así sobre toda la traza urbana (a excepción de un caso
del que nos ocuparemos en su momento) y figuras locales y/o lo suficientemente
lejanas en el tiempo como para no despertar grandes objeciones, son reubicadas
denominando arterias que hasta ese momento eran identificadas solamente por su
número.
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