Caballero del Mar

Marcos Rodríguez
callesdeolavarria@gmail.com
@olavarria_del_ayer

Luego del reordenamiento integral dado a la nomenclatura callejera urbana de Olavarría en noviembre de 1958, consistente en la unificación de los nombres de las calles y el cambio de numeración de los domicilios y las arterias, pocas novedades habrá en materia de imposición de nombres hasta 1968. La excepción (esas “pocas novedades”) será el agregado Juan B. Justo dado por ordenanza 37 del 8 de octubre de 1965 a la denominada avenida de los Trabajadores.

En el período que se extiende del 2 de mayo de 1968 al 2 de enero de 1973 y que corresponde al que la comuna de Olavarría estuvo a cargo del Ing. Enrique Mario Alfieri, se dieron sus respectivos nombres a 55 calles de la ciudad. De ese total de nuevos nombres, 47 corresponden a países, flores, plantas y provincias argentinas. Tan solo ocho les serán dados a figuras históricas, de las cuales cinco tendrán que ver, en mayor o menor grado, con la historia local.

Sigamos en el orden que nos impone el calendario. En octubre de 1968 y en ocasión de la inauguración de la plaza España serán dados los siguientes nombres a las callejas que la rodean: Antonio Reig, Dámaso Arce, José Hernández y Miguel de Cervantes. Tales bautismos tendrán que ver con el proceso de urbanización del viejo Prado Español y serán propuestos por la Sociedad Española. En septiembre de 1970 le llegará el turno a la calle 89 bis, la que pasará a denominarse Comandante Luis Piedrabuena. Sobre ella nos ocuparemos en esta ocasión con mayor detalle.

Decreto 457 por el que se da el nombre de Luis Piedrabuena
a la calle 89 bis de la ciudad de Olavarría

Sendos decretos también de 1970 le darán nombre a los barrios América y Provincias Unidas y a sus respectivas calles. Estas normas formalizaran los nombres de estos sectores y para el caso del barrio América otorgará a sus calles el nombre de diez países latinoamericanos y, para el del barrio Provincias Unidas, el de 14 provincias o lugares de la geografía argentina y, dentro de los ocho casos referidos, se denominará Elena Pourtale de Fortabat a una de sus arterias. En 1971 le llegará el turno a las flores y a las plantas ya que en ese año las calles de Villa Aurora recibirán el nombre de 14 flores y las del Parque Industrial el de 9 plantas. Cerramos en 1972 cuando la autopista Luciano Fortabat ve formalizado en la correspondiente norma un nombre que ya de hecho se le había impuesto y la calle 19 de la ciudad pasaría a denominarse Monseñor José Américo Orzali a pedido de la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora del Rosario.

La elección de parte de estas denominaciones no es casual y responde concepciones políticas de la época. Sin la necesidad de mayores debates en torno a los nombres a elegir, se daba cumplimiento a las sugerencias emanadas desde el gobierno provincial. Con fecha 19 de junio de 1969 la Subsecretaría de Asuntos Municipales del Ministerio de Gobierno provincial emitía la disposición 21 referida a la imposición de nombres a lugares públicos estableciendo que “a solicitud del Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, y en apoyo del Plan de Desarrollo de la Región Patagónica, emprendido por el Gobierno Nacional, se sugiere al Señor Intendente contemple la posibilidad de imponer una calle, plaza, jardín o lugar público de las ciudades de su jurisdicción, los nombres de quienes protagonizaron la gesta patagónica y/o provincias o lugares de la zona”. La aparición de la figura del comandante Luis Piedrabuena en las calles de Olavarría se da, entonces, en el marco de estas directivas –o sugerencias- provinciales.

Construcción del cúter Luisito (1873) realizada por Luis Piedrabuena en la
Isla de los Estados. Acuarela de Emilio Biggeri


Por decreto 457 del 17 de septiembre de 1970 y bajo la firma del intendente municipal Enrique Mario Alfieri, se imponía el nombre de Comandante Luis Piedrabuena a la calle 89 bis; calle cortada que se extiende desde la avenida Colón hasta Irigoyen, entre Manuel Leal y Juan Ángel Moya, según reza la norma. Más adelante en el tiempo y en virtud de las urbanizaciones posteriores la calle Piedrabuena reaparecerá en otros sectores de la ciudad. Ese mismo decreto impone el nombre a dos plazoletas hoy inexistentes y sobre cuyas figuras hablaremos en otra ocasión. Se trata de Juan Ceztz y Juan Coquet, quienes tuvieron que ver con el diseño y trazado de Olavarría. Piedrabuena pasa a integrar así, junto a Guillermo Brown, Juan Bautista Azopardo y a Hipólito Buchardo, el conjunto de cuatro reconocidos héroes navales nacionales que prestan sus nombres a calles de Olavarría.


Teniente Coronel de Marina Luis Piedrabuena

Luis Piedrabuena nació el 24 de agosto de 1833 en Carmen de Patagones, a la vera del río Negro. A temprana edad fabricaba pequeñas embarcaciones y se lanzaba aguas abajo del río. Así lo encontró un día, para salvarle la vida, el Capitán Lemon a veinte millas de la costa, único tripulante de una débil balsa. A pesar que Piedrabuena no buscaba ayuda, lo llevó de regreso a Patagones. Tiempo después, Lemon lo incorporó como Grumete de su barco, el cual zarpó hacia los Estados Unidos. En esta primera etapa de su vida como marino a bordo del pailebot estadounidense “John Davison”, Piedrabuena contaba con 14 años. Pronto estaría estudiando en una de las escuelas de náutica de los Estados Unidos. El mar fue su verdadero hogar desde entonces y para toda su vida, siendo breves los períodos que pasó en tierra.

Luis Piedrabuena


Cada viaje de Piedrabuena fu una aventura. En 1849 acudió al rescate de la Misión Gardiner en las islas Malvinas y de la fragata alemana “Doctor Hansen” de la que salvó 24 náufragos. En 1850 fue designado por el Capitán Smiley –su amigo y maestro– como primer oficial de la goleta “Zerabia”. Cargó ganado lanar y vacuno para las islas Malvinas. Durante varios años recorrió la Isla de los Estados, surcó los canales de Tierra del Fuego y conoció a los nativos del lugar. En 1857 rescató 42 náufragos del ballenero “Dauphín”.

En 1859 remontó el río Santa Cruz y llegó a una de sus más alejadas islas, que decidió denominar Pavón. Un año más tarde le compró a su viejo amigo Smiley el “Nancy” y procedió a armarlo para defender el territorio y las costas del sur patagónico. En 1862 construyó en la Isla de los Estados un pequeño refugio al cuidado de los hombres de su tripulación y alzó en él la bandera nacional.

Frecuentó los canales de San Gabriel, Santa Bárbara, Beagle y Cabo de Hornos que él denominó Cabo Tormentas, en uno de cuyos peñascos dejó inscripto: “Aquí termina el dominio de la República Argentina”. El 2 de diciembre de 1864 el gobierno premió sus esfuerzos y le entregó los despachos de Capitán honorario (sin sueldo). Posteriormente, en 1868, el presidente Mitre promulgó una Ley por la que concedió al Teniente Capitán de la Marina Nacional Luis Piedrabuena la propiedad de la isla Pavón.

Base del comandante Luis Piedrabuena, erigida en la isla Pavón como hito de la
soberanía en el sur argentino. Óleo sobre tela, Museo Naval de la Nación

Convencido el Gobierno, en 1876, de mantener una comunicación constante con las costas del lejano sur, así como de asegurar el dominio del Estado en poblaciones desvinculadas entre sí, le asignó a Piedrabuena una subvención para que, con un barco bajo su mando, pudiera prestar aquel servicio. Auxiliado por Richmond adquirió la goleta “Santa Cruz” y realizó la travesía. De regreso de este viaje, Avellaneda premió sus servicios y le extendió los despachos de Sargento Mayor con el grado de Teniente Coronel en 1878. En 1882 fue afectado con el “Cabo de Hornos” a realizar, con el auspicio del Instituto Geográfico Argentino, la expedición científica a la Patagonia Meridional. El viaje tuvo una duración de 8 meses y reconoció como centro principal de observación la Isla de los Estados. Los trabajos continuaron luego en el Canal de Beagle. Al cabo de dos años fue levantado el faro de la Isla de los Estados y se crearon delegaciones y subprefecturas en los puertos del sur.

El 8 de diciembre de 1882 el presidente Roca le confirió el grado efectivo de Teniente Coronel de la Marina de Guerra y el Centro Naval le otorgó el diploma de socio honorario. Lejos del mar y de su Patagonia amada, falleció el 10 de agosto de 1883 a los 49 años. Por Ley 25.150 de 1999 fue declarado el día de su muerte como Día Nacional de la Isla de los Estados, en homenaje a tan grande defensor de los derechos argentinos en la Patagonia austral.

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