Las calles de Sierra Chica

En esta oportunidad nos adentraremos en el modo en que se fueron nombrando las calles de Sierra Chica, una pequeña localidad dentro del partido de Olavarría. El objetivo es reconstruir algunos aspectos de su historia y analizar los sentidos que adquieren los registros. Como resultado de esta investigación, basada en la búsqueda de fuentes bibliográficas y de archivo, se observa que aparecen nombres que remiten a antiguos vecinos o que expresan una realidad que el tiempo ha dejado atrás, recuerdos de una Sierra Chica más pequeña aún, más íntima que en la actualidad. En general, estos nombres y apellidos pertenecieron a políticos, militares, empresarios, referentes culturales y profesionales.

Este recorrido por la historia de los nombres de las calles permite adentrarse en las transformaciones que ha ido sufriendo la localidad a lo largo de los años y el lugar que ocupan ciertos hechos y personajes que han sido claves en el surgimiento y en la historia de este pueblo olavarriense. 

Plano de Sierra Chica. Municipalidad de Olavarría, 2010  

Dejando atrás un sistema nomenclador basado, en su origen, únicamente en la asignación de números a las calles, los pobladores de Sierra Chica fueron paulatinamente dando nombres a sus arterias. La primera de ellas en ser nombrada hacia finales de 1959 fue Pedro Iriart Legorburu, figura de descollante actuación local, como se verá más adelante. Varios años después, les llegaría el turno a las calles Centenario y Vezza d'Oglio, en 1967 y 1969 respectivamente. A mediados de la década del setenta, Sierra Chica vio bautizadas integralmente a las calles de su traza urbana con el nombre de antiguos pobladores, figuras de la historia regional de fines del siglo XIX, y también fueron utilizados vocablos provenientes de las lenguas originarias

La primer calle con nombre: Pedro Iriart Legorburu

El 26 de diciembre de 1959, el Concejo Deliberante sancionaba por unanimidad una ordenanza cuyo primer artículo rezaba: “designase 'Pedro Iriart Legorburu' a la calle nº 8 del plano oficial de la localidad de Sierra Chica, Partido de Olavarría”. Se trataba de una de las figuras más destacas y queridas del pueblo de Sierra Chica, que había fallecido el 3 de julio de 1952, convirtiéndose, acto legal de fines de 1959 mediante, en la primera de las calles de la localidad en ser bautizada con un nombre propio. Iriart Legorburu se radicó en Sierra Chica a poco de iniciarse el siglo XIX. Desde entonces no hubo iniciativa o acción que no contara con su participación. Contrajo matrimonio con Juana Letieri, con quien tuvo cuatro hijos. 

Pedro Iriart Legorburu. Diario El Popular de Olavarría, 1939


Don Pedro contribuyó a la urbanización del pueblo mediante el fraccionamiento de tierras de su propiedad, participó en instituciones centrales de la vida de la localidad, como el Centro Social Recreativo y el Club Atlético Sierra Chica del cual fue socio fundador y al que la entidad le debe la operación que llevara a la concreción del campo de deportes en 1938. Su militancia política de raigambre radical lo llevó a desempeñar el cargo de concejal. Pedro Iriart Legorburu no encontró obstáculo alguno a la hora de entablar amistades entre la diversidad poblacional que caracterizaba a los vecinos sierrachiquenses de esa época.

Hito de la historia: Centenario

En el marco de los festejos por el centenario de la fundación de Olavarría, Sierra Chica se sumó a las celebraciones dándole el nombre de Centenario a una avenida de la localidad. Así, en noviembre 1967 una segunda arteria del pueblo adquirió nombre propio, luego de que a fines de 1959 se bautizara como Pedro Iriart Legorburu a la calle 8. El 12 de noviembre de 1967 se descubría la correspondiente placa que se constituirá en el soporte material de lo establecido en el decreto 750 firmado el 3 de noviembre de aquel año por el intendente Emilio Ramos Marrero. 

Acto de imposición del nombre Avenida Centenario a la calle 21 de Sierra Chica.
Diario El Popular de Olavarría, 1967

La transcripción de la mencionada norma permite adentrarnos en el sentir con que Sierra Chica dará el nombre de Centenario a la calle 21, iniciativa que partió de actores locales: “visto el pedido formulado por la Dirección y entidades co-escolares de la Escuela Nro. 2 de Sierra Chica y considerando que fue en esa población donde se libró el 30 de mayo de 1855 el combate que, al desplazar a las tribus de Catriel que ocupaban esas tierras, permitió la fundación del Fortín de Tapalqué Nuevo; que pese a que los sucesos posteriores determinaron su abandono, ese Fortín fue el predecesor del Campamento que en 1864 sentó las bases del pueblo cuya fundación oficial se decretó el 25 de noviembre de 1867 con el nombre Pueblo Olavarría; que la que fuera rastrillada indígena en el año 1855 fue haciéndose camino por el transitar de las carretas colonizadoras que transportaron a los precursores y fundadores y debe considerarse con justicia la primer ruta del Partido, vía de sus orígenes; y que estos antecedentes justifican el criterio de imponer a esta calle el nombre que perpetúe la celebración del Primer Centenario de la fundación de Olavarría, designándola como Avenida Centenario, por ello, en uso de sus atribuciones, el Intendente Municipal decreta: art. 1, denomínase Avenida Centenario a las calle 21 de la localidad de Sierra Chica, desde la portada del Penal (U. 2) hasta su intersección con la calle 11, límite de la planta urbana”.

El abrazo de dos pueblos: Vezza d'Oglio

El 22 de febrero de 1969 se materializaría lo dispuesto por decreto municipal del día 20 y, actos protocolares mediante, se le impondría el nombre de Avenida Vezza d'Oglio a la calle número doce de la localidad de Sierra Chica. Dichos actos fueron encabezados por el intendente municipal, Enrique M. Alfieri y contaron con la presencia del intendente de aquel municipio italiano, José Alfredo Ferrari. También asistió el agente consular de Italia en Olavarría, el doctor Francisco Lorenzini. Así, la arteria bautizada se convertiría en la tercera en tener nombre propio en el pueblo. 

Placa colocada en 1969 durante los actos de imposición del nombre Avenida Vezza d'Oglio a la calle 12 de Sierra Chica

Los primeros pobladores de Sierra Chica, de tradición canterista y picapedrera, provienen de la región de Lombardía y se asentaron en la zona hacia la década del setenta del siglo XIX. Llegaron desde su Vezza d'Oglio natal buscando nuevos horizontes y se afincaron aquí para emprender una aventura que, a la postre, llevaría a hacer de dos pueblos uno solo. Entre los pioneros se encontraban los Gregorini, Ferrari, Bonavetti, Orsatti, Carpi, Bocagni, Santroni, Zampatti,Occhi, entre otros. Todos ellos encontraron en Sierra Chica una nueva patria donde pudieron proseguir con la actividad de sus antepasados y, a la vez de obtener el tan ansiado progreso, contribuir al de la zona que adoptaron como nuevo hogar. 

Vale la pena transcribir en su totalidad el decreto por el cual se impone el nombre de Vezza d'Oglio a una de las principales calles de Sierra Chica ya que su contenido está teñido del espíritu con que se vivieron los actos en aquel febrero de 1969: “Decreto Nro. 140, Olavarría, 20 de febrero de 1969. Visto: que se encuentra de visita en el país el Intendente Municipal de la Comuna Di Vezza D'Oglio, Provincia de Brescia, Italia; que ha manifestado su deseo de hacer llegar oficialmente al señor Intendente Municipal de esta Ciudad, la documentación que acredita que a una calle de aquella Comuna se le impuso el nombre de “Sierra Chica”, en recordación a los hijos que, abandonando sus tierras encontraron en ésta el apoyo moral y material que les permitiera afincarse definitivamente; que la Municipalidad de Olavarría, recoge con toda consideración el homenaje que se le tributa por éste medio en nombre de todos aquellos que desde su nacimiento pusieron su sello imborrable de itálica presencia en la mencionada localidad del partido; que consideramos un deber, al par que un acto de justicia, retribuir tan noble iniciativa que pondera los vínculos afectivos de sangre y de tributos que unen dos países hermanos consustanciados en la estirpe común del más alto porcentaje de ciudadanos argentinos que reconocen aquél origen; que los hijos de aquella Comuna lejana en la distancia y cercana en el sentimiento fueron la semilla fructífera que proliferó en ejemplo, en conducta, en trabajo, en hijos dilectos de nuestra localidad, poniendo un sello de características peculiares; que estimamos necesario rendir un tributo de respeto y consideración a los inmigrantes que generosamente se volcaron a estas entonces inhóspitas regiones; que por estas consideraciones, interpretando un anhelo de esta Comunidad, el Intendente Municipal en uso de las atribuciones conferidas por la Ley Provincial Nro. 7.443 en su art. 5, inc. a), apart. 4), DECRETA: Art. 1) Impóngase el nombre de “Avenida VEZZA D'OGLIO” a la calle Nro. 12 de la localidad de Sierra Chica en toda su extensión. Art. 2) Colóquese una placa recordatoria en el frente de la Capilla Santa Lucía, para perpetuar el homenaje. Art. 3) Procédase a la designación oficial en el acto a realizarse el día 22 de febrero de 1969, con motivo de la visita a nuestra ciudad del señor Alfredo Ferrari, Intendente Municipal de la Comuna Di Vezza D'Oglio. Art. 4) Entréguese copia del presente decreto al ilustre visitante en el acto a realizarse. Art. 5) El presente decreto será refrendado por el señor Secretario de Gobierno. Art. 6) Comuníquese, regístrese, publíquese, etc.” 

Calle Sierra Chica en la localidad de Vezza d'Oglio, Italia.
Gentileza Omar Bonavetti

Las celebraciones se realizaron el sábado 22 de febrero de 1969 frente a la Capilla Santa Lucía, donde, luego de una misa en memoria de los inmigrantes fallecidos y de la entonación de los himnos de Italia y Argentina, se descubrió una placa colocada sobre un pilar de granito de Sierra Chica- que llevaba inscripto el nombre de la población italiana y que a partir de ese momento también lo era de la flamante avenida. Luego de las palabras de rigor y bajo el símbolo del intercambio de decretos, Sierra Chica retribuiría así igual gesto del pueblo lombardo cuando en 1961 se le impusiera el nombre de Sierra Chica a una calle de Vezza d'Oglio (Figura 6). Entre los que votaron tal homenaje en Italia aparecen también los Occhi, los Gregorini, los Bonavetti, los Rizzi. Un tributo con que Vezza d'Oglio agradecía la acogida que hiciera Sierra Chica a los que vinieron a sacar frutos de la piedra y quienes, con sus conocimientos y con su trabajo, construyeron una nueva patria.

Año 1975, la nominación integral de las calles de Sierra Chica 

El 30 de diciembre de 1975, el Concejo Deliberante sancionaría por unanimidad una ordenanza que otorgaría de forma integral nombres a las calles de Sierra Chica. Hasta ese momento la localidad contaba con sólo tres calles con nombre propio. Se les habían dado los nombres de Pedro Iriart Legorburu, Centenario y Vezza d'Oglio en los años 1959, 1967 y 1969, respectivamente. Mediante ordenanza 97/75 se asignaría a unas treinta calles los siguientes nombres: Tristán Aguerre, Pedro Iriart, De los Fundadores, Dr. Adolfo Alsina, Pedro Piatti, Martín Gregorini, Pablo Sbardolini, Pedro García, Gral. Bartolomé Mitre, Dr. Daniel Marquéz, Calvu-Cura, Tapalquen, Estalislao Zeballos, Antonio Ochi, Ing. Eduardo Aguirre, Los Picapedreros, Cnel. Benito Machado, Ing. Juan P. Marelli, Pascual Uriarte, Avenida Catriel, Cayru-Mapu, Arsenio Cavilla Sinclair, Gral. Julio A. Roca, Cnel. Álvaro Barros, Pichi-Mahuida, Cnel. Nicolás Granada, Miguel Costa, Cnel. Ignacio Rivas, Maestro Romeo Bugallo y Avenida Gral. Manuel Hornos.

En este marco, Sierra Chica vería bautizada la totalidad de sus calles. La ordenanza de fines de 1975 muestra un panorama variopinto en cuanto a los nombres elegidos. Se visualizan en la norma algunas categorías que se constituyeron en insumo a la hora de nominar a las arterias del pueblo. En primer lugar encontramos un conjunto de nombres vinculados a las acciones realizadas por el estado argentino en la segunda mitad del siglo XIX y que estuvieron relación con avance sobre el territorio y la dominación por parte del estado de la zona donde se enclava la localidad de Sierra Chica. Así, encontramos nombres de militares, políticos y de otros actores que en el período mencionado tuvieron, o bien presencia en la zona, o ejercieron a la distancia influencia en su destino: Dr. Adolfo Alsina, Gral. Bartolomé Mitre, Estanislao Zeballos, Cnel. Benito Machado, Gral. Julio A. Roca, Cnel. Álvaro Barros, Cnel. Nicolás Granada, Cnel. Ignacio Rivas y General Manuel Hornos. 

Un segundo conjunto de nombres está vinculado a la toponimia y lengua de los pueblos originarios que habitaron la zona de Sierra Chica en el pasado. A este grupo pertenecen las nominaciones: Calfucurá, Pichi Mahuida, Tapalquén, Cayru Mapu y Catriel. Un tercer grupo es el que se podría llamar de nombres figurativos: Los Picapedreros y De los Fundadores; al que podría sumarse Centenario, asignado en el año 1967. Una última categoría de nombres dados a las calles de la localidad es la vinculada a figuras de relevancia en el quehacer y desarrollo del pueblo. Ya con cierto “capital propio”, Sierra Chica se abocará a homenajear a “sus hijos”, recordándose personalidades de la historia local de destacada gravitación en diversas esferas de la vida sierrachiquense. Todas ellas, de un modo u otro, no han pasado desapercibidas ni a su época ni a sus conciudadanos. Así surgen nombres vinculados al penal de la localidad, la actividad canteril, la educación, la salud y el comercio, entre otros ámbitos. Los nombres de estas personas locales son el grupo más numeroso, ya que sobre las actuales treinta y dos calles que se encuentran en el pueblo, unas catorce pertenecen a este agrupamiento. Entre ellos se encuentran: Tristan Aguerre, Pedro Iriart, Pedro Piatti, Martín Gregorini, Pablo Sbardolini, Pedro García, Daniel Marquéz, Antonio Occhi, Eduardo Aguirre, Juan P. Marelli, Pascual Iriarte, Arsenio Cavilla Sinclair, Miguel Costa y Romeo Bugallo. En esta categoría debemos incluir a Pedro Iriart Legorburu, del que se ha hablado previamente. Sobre las figuras más significativas de este grupo se esbozarán algunas líneas con el propósito de proveer información acerca de aquellas personas que Sierra Chica ha buscado perpetuar dándoles sus nombres a gran parte de las calles de la localidad.

En septiembre de 1934 el gobierno municipal llamaba a licitación para la provisión del alumbrado público y particular en Sierra Chica. En diciembre de aquel año sería aceptada la propuesta presentada por Pedro M. Piatti. El 25 de mayo del año siguiente, en el marco de los festejos patrios, serían librados al servicio público el alumbrado eléctrico y el tendido domiciliario, abarcando 38 cuadras de la localidad. 

Pedro M. Piatti y frente de la Usina Eléctrica de Sierra Chica. Diario El Popular de Olavarría, 1935

Pascual Uriarte, por su parte, fue el primer director del penal de Sierra Chica, cargo que desempeñó entre septiembre de 1882 y octubre de 1887. A su vez, le tocaría a Romeo A. Bugallo ser el organizador, primer director y maestro de la escuela elemental del presidio, creada en 1908. Por su parte, a Miguel Costa le correspondió desempeñar el cargo de director del mencionado penal por casi veintisiete años, desde octubre de 1889 hasta marzo de 1916. Durante su extensa gestión se crearon diversos talleres para los penados y, en ocasión de celebrarse las bodas de plata en el cargo, se impuso el nombre de Villa Miguel Costa a la barriada conformada frente al establecimiento carcelario. 

El señor Tristán Aguerre fue el donante de un predio destinado a la construcción de una iglesia y casa parroquial, a la vez que ostentó cargos en la Liga de Fútbol de Olavarría. Por su parte, Juan P. Marelli tuvo destacada actuación en distintos ámbitos de la vida de Sierra Chica. Se desempeñó como director de la fábrica del penal, que fue creada en 1911 como dependencia de la Dirección de Puentes y Caminos de la provincia de Buenos Aires para explotar el cerro granítico fiscal para producir, con mano de obra del presidio, piedra bruta, pedregullo, adoquines, cordones, bloques, caños y otros elementos de hormigón armado destinados a obras viales y servicios públicos. A su vez, Marelli se desempeñó como un destacado dirigente del Club Atlético Sierra Chica alcanzando el cargo de presidente. Bajo su dirección el club obtendría en 1947 invicto el título de campeón de la liga de fútbol de Olavarría. 

Juan P. Marelli.
 Diario El Popular de Olavarría. Anuario de 1935
 
 

En 1880, con motivo de la federalización de la ciudad de Buenos Aires y la consecuente entrega de la penitenciaria al gobierno nacional, la provincia de Bueno Aires se abocaría a la planificación de una nueva cárcel. A tal efecto se designó al ingeniero Eduardo Aguirre para que definiera cuál podría ser el lugar más adecuado para construirla. Por ley de 1881 la provincia destinó fondos para hacer los estudios y presupuesto para la construcción de una cárcel en un paraje más apropiado con el objetivo de destinarla a la fabricación de adoquines. En octubre de ese año el ingeniero Eduardo Aguirre presentó un informe donde señaló a la localidad de Sierra Chica como el lugar más adecuado para la futura cárcel, y fue designado como encargado de las obras de acuerdo a los planos y presupuestos por él presentados y aprobados por la provincia. En 1882 se comenzó con la construcción del presidio, alojándose los primeros internos en el año 1883. Los factores que motivaron la elección del lugar por parte de Aguirre estuvieron vinculados a la cercanía de un curso de agua y la promesa de la pronta llegada del ferrocarril a la zona. 

Hacia mediados de la década de 1870 el señor Martín Gregorini inició la explotación de las canteras de granito en Sierra Chica. Este hombre emigró junto a cuatro hermanos desde su Italia natal, arribando primero al Uruguay para luego pasar, en 1870, a la Argentina, afincándose en un primer momento en la zona de Sierras Bayas y, posteriormente, en Sierra Chica, para retornar a Italia en el año 1897. Falleció en su Vezza d'Oglio natal en 1898. 

Pasados los años, y ante la necesidad de encarar un reordenamiento urbano, en el año 2005 una nueva norma (ordenanza 2922 del 29 de diciembre) volvió a abordar en forma integral lo vinculado a las calles de Sierra Chica. En esta oportunidad, los nombres dados en 1975 no fueron objeto de cambios. Las innovaciones estuvieron vinculadas a reformular los números de las calles y la numeración domiciliaria.

Comentarios finales 

El objetivo que se ha perseguido con la realización de este breve capítulo fue hacer un recorrido por la historia de los nombres de las calles de la localidad olavarriense de Sierra Chica. En ellos, no solo se descubren fragmentos de la historia del pueblo, tanto la grande como la que empieza por la patria chica, que es la del barrio, donde la calle en que se ha nacido o vivido adquiere el significado grande de lo pequeño, el misterio profundo del sentido de pertenencia, aquello que empieza a definir la propia identidad. Hurgar en el nombre que se le ha designado a esas calles, en un principio “anónimas” transportarse a otras épocas, que pertenecen a la vez a la vida presente y al pasado. Han sido bautizadas en la memoria de todos aquellos que, a su manera, forjaron la historia del pueblo de Sierra Chica. Nos permite vincular sucesos históricos singulares a sistemas más englobantes de significación y echar algo de luz en las relaciones que se comprueban entre lo “micro” y el contexto. Implica trabajar realidades más pequeñas sin rechazar la historia general y posibilita distinguir los niveles de interpretación: las situaciones vividas, las imágenes, los símbolos que movilizan, las condiciones históricas de las personas de una época determinada. Cambiando la escala se pueden analizar y conocer elementos y aspectos nuevos de la realidad observada e interpelada. En lo pequeño se encontrarían nuevos sentidos y nuevas respuestas a lo macro. 

La finalidad de la nomenclatura es identificar los lugares de forma clara y precisa. Otra es, quizá subsidiaria de la primera, la de rendir homenajes. La posibilidad de errar es siempre alta y siempre se cometerán injusticias por acción o por omisión, ya que indudablemente son muchos más los personajes o hechos merecedores del homenaje que el reducido número de calles con que cuenta el pueblo. En este sentido todos tenemos alguno que consideramos olvidado. Lo cierto es que Sierra Chica “se viste” de sus calles y solo hemos pretendido hacerlas un poco menos anónimas.

Comentarios

  1. Excelente investigación. La actualización del 2005 fue un trabajo mío cuando estaba en catastro parcelario del municipio

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