Llegó al son del tradicional clarín…

Marcos Rodríguez

callesdeolavarria@gmail.com

“Una mañana del mes de noviembre de 1882, en la entonces pequeña estación de Constitución, tomaba el tren con destino a el Azul –en aquella época era estación terminal- a Olavarría llegó el año siguiente (…). Llegué al Azul a la tardecita y me alojé en el Hotel La Amistad, situado en la calle Alsina. Al día siguiente, por la mañana, seguí viaje a Olavarría en la galera del empresario señor Presilla. Llegamos a Olavarría haciendo la entrada al son del tradicional clarín, que tal era la costumbre desde tiempos inmemoriales en todos los pueblos del país.” Tal es el relato en primera persona que nos dejó Ramón Antonio Rendón de su llegada a Olavarría, a sus jóvenes 21 años, aquel noviembre de 1882. El que conoció a nuestra ciudad en sus albores, había nacido en 1861 en Río Cuarto, Córdoba, hijo de Desiderio Rendón y de Antonia Guerra. 

Fotografía de Ramón Rendón, quien nació en 1861 en Río Cuarto. Radicado en Olavarría en 1882, donde falleció en 1938, los sentimientos que tuvo por su ciudad adoptiva se resumen en palabras que pronunció en 1929: "termino repitiendo aquí lo que está grabado en mi mente y en mi corazón perennemente: mi cariño y mi admiración por Olavarría, donde he vivido casi medio siglo, donde he pasado los días más intensos de trabajo, mis días más felices así como los de mayor amargura"


Aquí, Rendón inició su actividad laboral en el ámbito del comercio, hasta que graduado de escribano se abocó al ejercicio de tal profesión, inscribiéndose en su registro algunos de los primeros instrumentos de propiedad inmueble. Fue intensa y múltiple su actividad tanto en el ejercicio de la función pública como en su carácter de escribano. Se desempeñó como secretario de la corporación municipal a poco de arribar a la, por entonces, pequeña Olavarría. A su vez ocupó los cargos de secretario del consejo escolar, jefe del registro civil, comisionado municipal e intendente durante varios períodos. Atravesó las fronteras locales para ser senador provincial y ministro de obras públicas de la provincia durante la gobernación de Camilo Crotto, alcanzando también el cargo de director en el Banco Hipotecario Nacional. Cabe destacar que como jefe del registro civil, Rendón fue el primero de Olavarría, ocupando tal función entre el 19 febrero de 1889 y el 29 de octubre de 1896. Antes de la instalación del registro, la inscripción de nacimientos, matrimonios y defunciones se hacía en la iglesia parroquial. Los días 2, 19 y 26 de febrero de 1889 se registran las anotaciones de los primeros matrimonios, nacimientos y defunciones, respetivamente. 

El 6 de mayo de 1917, ante su inminente designación como comisionado (más tarde sería intendente), El Popular publicaba: “a última hora recibimos la noticia de que la intervención ha nombrado al Sr. Ramón A. Rendón para el cargo de comisionado municipal de Olavarría. Era el candidato seguro para nuestra ciudad pues ya se le había ofrecido el cargo reiteradamente y siempre lo ha declinado. No obstante estamos habilitados para asegurar que el comisionado para nuestra municipalidad será el Sr. Rendón. Con la misma seguridad afirmamos que este nombramiento ha de ser recibido en la localidad con verdadera complacencia, de parte de todos, dadas las condiciones morales e intelectuales del futuro comisionado, quien será, por la misma razón, una garantía de imparcialidad y rectitud en el ejercicio de las delicadas funciones que está llamado a desempeñar…”.

Ramón Rendón vivió en la Olavarría que adoptara como propia por más de 50 años. Luego de dieciséis años de ausencia, Rendón retornaría a nuestra ciudad en mayo de 1938, ya con el peso de los años, cuan llamado del destino para morir aquí el 29 de septiembre a los 77 años. El 13 de noviembre de 1938, a menos de dos meses de su fallecimiento, el Concejo Deliberante sancionaba por unanimidad una ordenanza que en su primer artículo estipulaba: “desígnese con el nombre de Ramón A. Rendón a la prolongación sud de la calle Lavalle, a contar desde el B. Aristóbulo Del Valle”. Seguidamente, la ordenanza indicaba que el lugar para la colocación de la placa de bronce correspondiente debía ser la portada del Parque Carlos Guerrero. Claro que la elección del lugar no es casual. A Rendón se le deben las principales gestiones para obtener la cesión del terreno que ocupa dicho parque. 

Homenaje a Ramón Rendón realizado por el Club Atlético Estudiantes en 1938. El club Estudiantes consiguió la cesión del predio que ocupa actualmente gracias a gestiones realizadas por Ramón Rendón y una placa en su homenaje fue descubierta en la portada de la institución en 1940. El Popular.


El 2 de septiembre de 1940, el Comisionado Municipal Carlos Lecot dicta una resolución por la cual se establece “adquirir a la firma Amoroso, Llera y Cía. dos placas de bronce con los nombres de Ramón A. Rendón y Antonio Pelegrino, para ser colocadas, en fecha que se fijará, en la portada del Parque “Carlos Guerrero” y en el edificio de la Usina de la Cooperativa Municipal de Electricidad Ltda., respectivamente…”. Esta medida iba en línea con la ordenanza del 13 de noviembre de 1938 mediante la cual se otorgaban tales nombres a sendas calles de la ciudad. El 5 de octubre de aquel 1940, ante una lluvia persistente, mucho público y en el marco del la las actividades vinculadas a la inauguración de la nueva sede social del Club Estudiantes, el Comisionado Lecot, procederá a descubrir la placa que, en la portada del club, materializó el homenaje del pueblo de Olavarría a Ramón Antonio Rendón dando su nombre a la calle que bordea las instalaciones de la entidad y que es continuación de la calle Lavalle en el barrio San Vicente. Veinte años después aquel bautismo, a Rendón le tocará ser trasladado a su ubicación actual, manteniendo la barriada de pertenencia. 

Volvamos, para cerrar esta crónica, al relato que don Ramón escribiera en ocasión de celebrarse los cincuenta años de la creación del partido en 1929 para rescatar su mensaje final: “termino, señores lectores, repitiendo aquí lo que está grabado en mi mente y en mi corazón perennemente: mi cariño y mi admiración por Olavarría, donde he vivido casi medio siglo, donde he pasado los días más intensos de trabajo, mis días más felices así como los de mayor amargura, aguijoneado todo esto por la ausencia que el destino me depara, de este pueblo que casi he visto nacer, que he visto crecer, progresar, enriquecer y culminar, dueño de riquezas naturales inagotables, aumentando siempre su producción estupenda, día a día (…) encaminándose así como uno de los factores que contribuyen a que se cumplan los destinos a que está llamada nuestra grande y gloriosa Nación.”.

Comentarios

  1. Hermoso relato. Gracias por compartir esta información. Es hermoso seguir aprendiendo de mí querida Olavarría.

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  2. Es emocionante conocer pedacitos de la historia local tan bien contadas

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