Calles de Olavarría... nombres que hablan

Marcos Rodríguez
callesdeolavarria@gmail.com

Que la calle Mitre haya estado originariamente en Pueblo Nuevo, que la actual Mitre haya sido Mariano Moreno, que a su vez la que hoy es Mariano Moreno llevó el nombre de José María Moreno, son muestras de los vaivenes de la historia y su reflejo en los nombres de las calles de Olavarría. Parientes que conviven momentáneamente y que luego se suceden; arterias con tres nombres, amigos, enemigos, partícipes de batallas que también tienen sus calles, de origen local o exótico, casi todos hombres, políticos, militares, excluidos, reincluidos, reubicados… son algunas de las claves a través de las que se puede leer la historia de los nombres de las calles de nuestra ciudad. Sus orígenes y sus por qué no están exentos de sorpresas y, a veces, algunas dudas. Lo que la norma (cuando existe) establece a veces dista de los usos y costumbres de los habitantes que hacen la ciudad en el día a día. Hay ausencias entrañables y presencias cuestionadas, imposiciones y consensos, reflejos de luchas al elegirlos, errores que perduran… ¿calles repetidas?

Aparecen nombres que recuerdan a viejos vecinos o nombres que expresan una realidad que el tiempo ha dejado atrás, recuerdos de una Olavarría más pequeña, más íntima. Los nombres que ya no están también hablan. Los cambios se han sucedido y las marcas han quedado. Hacer este recorrido por los nombres de las calles nos permite adentrarnos en la evolución y transformaciones de la ciudad y el lugar que ocupan ciertos hechos y personajes que a veces devienen en una trama sugestiva y enigmática.

No es nuestra intención adentrarnos en el debate en torno a las figuras cuyos nombres ostentan y si son o no merecedores de tal homenaje, sino simplemente relatar, apoyados en fuentes documentales y periodísticas, el origen de sus nombres y los cambios que éstos han tenido.


Nombrando y renombrando…

La primera ordenanza de designación de nombres de calles de la que se tiene registro data del 21 de marzo de 1883. El proyecto del Municipal Francisco Araujo buscaba bautizar a las calles de la cuadrícula fundacional de Olavarría con los siguientes nombres: Adolfo Alsina, Coronel Olavarría, Coronel Suárez, General San Martín, General Belgrano, Bernardino Rivadavia, General Alvear, General Lavalle, General Lamadrid, Doctor Moreno, Doctor López, Coronel Dorrego, Almirante Brown, General Paz, Veinticinco de Mayo, Nueve de Julio, Sargento Cabral, General Hornos, General Zapiola, General Frías, Independencia, La Plata, Vélez Sarsfield y Bolívar. Lamentablemente se había omitido indicar a que calle correspondía cada uno de los nombres elegidos. Tres años y medio más tarde, el 22 de octubre de 1886, esta vez sí con mayor precisión técnica se modificó parcialmente la denominación de las calles e indicando su orientación se estableció a cuales correspondía cada nombre: “sección 1º calles rectas de NE a SO empezando por la ribera del arroyo: Boulevard 27 de Diciembre, Calle General  Villegas, Adolfo Alsina, Defensa, Rivadavia, Moreno, La Madrid, Almirante Brown, 25 de Mayo, 9 de Julio, Boulevard Progreso. Sección 2º: calles de NO a SE, empezando por la calle del puente: Boulevard La Plata, Vélez Sarsfield, Bolívar, General  Hornos, Coronel Suárez, Victoria, San Martín, Belgrano, Dorrego, Necochea, Sargento Cabral, Álvaro Barros, Boulevard Colon”.


La calle Vicente López en la intersección con Belgrano. Circa 1930.


Para “ordenar y progresar” hay que simplificar...

En noviembre de 1958 el Concejo Deliberante aprueba la ordenanza que rige la nomenclatura de las calles de la ciudad en la actualidad. Hasta ese momento, y ya lejos de los tiempos fundacionales, regía un sistema de triple nombre para una misma arteria y el consiguiente cambio de numeración domiciliaria. Los ejes de cambio tanto en la numeración como en los nombres los constituían los denominados “cuatro boulevares”. Así y para dar tan solo un ejemplo, la céntrica calle Sargento Cabral recibía el nombre de Juárez Celman en el Barrio Luján y de Azopardo en Pueblo Nuevo; por su parte la calle que en el centro se denominaba Rivadavia, en San Vicente recibía el nombre de Julio Argentino Roca y de Celestino Muñoz en Mariano Moreno. La nueva norma, que entraría en vigencia en marzo del año siguiente, se basó en los siguientes aspectos: unifica para todo su recorrido el nombre que llevarían las calles, cambia la numeración domiciliaria iniciándola en la altura 1000 en las actuales avenidas Alberdi y Avellaneda, cambia la numeración de las calles correspondiendo el número 22 para la Avenida Avellaneda y el 21 para la Avenida Alberdi e invierte el orden de progresión de las calles pares que a partir de ese momento aumentaría hacia la ruta 226.

Antigua fotografía de la calle Rivadavia en la esquina con la calle Necochea


Según se desprende de las crónicas de la época la intención fue simplificar y ordenar un sistema de triple denominación implementado a partir de la sucesiva expansión de la planta urbana que se había tornado engorroso y ante el cual numerosas voces se venían alzando  en plan de queja. Lo cierto es que en el marco de esta transformación hay nombres que se eliminan y otros que se trasladan. ¿El criterio? Parecería imperar el ánimo de conservar a las figuras vinculadas al quehacer local sin entrar en la tentación de imponer nombres fruto de la coyuntura política del momento. Los nombres de las calles céntricas se expanden así sobre toda la traza urbana (a excepción de un caso del que nos ocuparemos en su momento) y figuras locales y/o lo suficientemente lejanas en el tiempo como para no despertar grandes objeciones, son reubicadas denominando arterias que hasta ese momento eran identificadas solamente por su número.

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